El
pasado fin de semana ocho atletas del club nos desplazamos a Donosti para
realizar la mítica carrera de 20
kms. cuyo recorrido transcurre desde Behobia hasta San Sebastián. De los ocho,
tres éramos debutantes en
esta prueba, atraídos entre otras cosas por la espectacularidad y el gran
ambiente del que habíamos oído hablar a los compañeros que ya la habían
disputado en varias ocasiones.
La
carrera no nos defraudó a pesar de la lluvia. Había 25.500 inscritos, finalmente
fueron 21.500 los
llegados
a meta, probablemente un 15% no se presentó en la salida por culpa de la
climatología adversa, el resto
se retiraron. Increíble el ambiente durante todo el recorrido, la gente animando
desde el km. 1 hasta el
20 a pesar
de que gran parte del recorrido es por carretera y de que hubo momentos de
auténtico diluvio.
La
indumentaria de los corredores fue de lo más variopinta, los de élite iban con
el vestuario habitual, el resto
bastante abrigados intentando protegerse del frió y de la lluvia (gorras,
chubasqueros, camisetas térmicas,
bolsas de plástico, impermeables, algún que otro
disfraz....).
La
salida es alucinante, se hace de forma escalonada. Cada cinco minutos sale un
grupo de unos tres mil corredores agrupados anteriormente por tiempos que han
tenido que demostrar al realizar la inscripción. La música suena a tope, los
corredores antes de la salida parece que están en la discoteca bailando al ritmo
que marca el speaker, los pelos se te ponen de punta cuando llega tu turno de
salida.
La
llegada también es especial, el último km. es una recta que te lleva a la gloria
después de un trabajo bien
hecho, es un final soñado por todos los atletas. Miles de personas se sitúan a
ambos lados de las vallas gritando tu nombre (está escrito en el dorsal) y te
dan un plus para que sigas adelante hasta cruzar el esperado
arco de meta. Al finalizar recoges tu medalla y vas a la zona de avituallamiento
donde puedes hidratare y reponer fuerzas, incluso puedes darte un masaje en una
zona habilitada para ello.
Fuente: Club de Atletismo Fraga